EL FUEGO DEL DRAGON
BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA
Nº 128 - Abril de 2009
Editado por Carlos Alberto
Iurchuk
La Plata - Argentina
dragoninvisible@gmail.com
"El Dragón Invisible"
http://correo.hispavista.com/Redirect/dragoninvisible.com.ar/
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así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo
y al editor del boletín.
Piedras de Ica: Gliptolitos de la
discordia
(Primera parte)
Débora Goldstern
Boulogne - Argentina
rgoldstern@yahoo.com
En diciembre del 2001 fallecía luego de una penosa
enfermedad, Javier Cabrera Darquea. Médico de profesión, y peruano
por nacionalidad, sus revolucionarias teorías acerca de las Piedras
de Ica, causaron sensación, y lo convirtieron en una pequeña
celebridad, aunque su trabajo provocó controversias a nivel
internacional.
Aunque durante toda su vida buscó reconocimiento
por su labor, Cabrera, fue ignorado por la mayoría de los
académicos, y murió sin obtener la aceptación por sus
descubrimientos. Durante los cuarenta años al mando del Museo de
Ica, que fundara para resguardar los controvertidos Gliptolitos,
como gustaba llamarlos, intentó por todos los medios despertar la
simpatía por su causa. Para desgracia del médico iqueño, la difusión
del tema a nivel mundial intensificó el rechazo y oposición, por un
asunto que desde sus inicios, se catalogó como "maldito".
Cinco años antes de su muerte, la revista española
"Año Cero" publicó una extensa investigación sobre el tema,
titulado "Las Piedras de Ica, el fin de un mito" firmado por
Vicente Paris. El artículo resultó un golpe devastador para la
credibilidad del hallazgo, y sentó precedentes. En resumidas cuentas
se apuntaba a un fraude orquestado por los residentes locales con la
complicidad de Cabrera, señalado, como el verdadero mentor detrás de
las ideas impresas en las piedras.
Aunque el reportaje no mostraba fisuras ante las
pruebas presentadas, si contaba con una particularidad. La mayoría
de las revelaciones provenían de Irma Gutiérrez Aparcana, que en un
principio había colaborado con Cabrera, aunque luego sería retirada
de escena, dejando lugar a Basilio Uchuya como el único tallador
oficial. ¿Motivo? Según palabras de Irma: "Cuando el Dr. vio que
yo decía la verdad a la gente, dejó de darme trabajo y empezó a
decir que yo estaba loca. A partir de entonces sólo encargó trabajos
a Basilio". Textual, sic.
Pero las idas y vueltas de los ayudantes de Cabrera
no son historia nueva, las contradicciones entre los supuestos
implicados, contabilizaban años de afirmaciones y posterior
retractación.
Recorramos la historia
A principio de la década del 70', comienzan a
filtrarse los primeros informes en la prensa sobre las
controvertidas piedras. Por ese entonces aún no se discute la
autenticidad de los Gliptolitos.
Otro periódico, "El Dominicial" (28/08/71),
publicaba, "El secreto de las 11.000 piedras. ¿Posibilidad de un
cataclismo arqueológico?", aseverando: "Es difícil admitir
tales cosas que sobrepasan nuestra imaginación. Pero esto es
posible, puesto que aquí, delante de nuestros ojos, están las
piedras y porque se pueden fabricar una, dos, tres, cuarenta, ¡pero
no once mil!".
"En Ica hay unas piedras raras que son un
enigma", del diario "Ultima Hora" (02-09-71), se declara
que el descubrimiento de Ica, ha dado la vuelta al mundo, pero que
todavía no es conocido en el Perú // "señala la existencia de
grabados representando secuencias de intervenciones quirúrgicas y de
trasplantes de órganos, que el doctor Cabrera tiene la intención de
presentar con motivo de un congreso internacional de medicina".
Toda esta aparente calma se esfumó en cuanto se
conoció "El enigma de los Andes" (1974) del escritor francés
Robert Charroux.
El investigador galo dedicó gran parte del libro a
las Piedras de Ica, bautizadas desde entonces como la Biblioteca de
los Atlantes. En él se demostraba una defensa apasionada del
descubrimiento, que Charroux, consideró uno de los más importantes
del siglo.
"El Doctor Cabrera Darquea es no sólo el más
grande descubridor del siglo, sino de todos los tiempos. Su museo de
piedras y sus tesis abrirán dentro de algunos años la era del
conocimiento verdadero que nos fue ocultado hasta ahora por las
conjuras de mentira. Estaría orgulloso de ser su discípulo, si él lo
quisiera, y desde aquí le dedico toda mi admiración y afecto".
Las repercusiones no se hicieron esperar
El 17 de enero de 1975, la revista limeña
Mundial, da a publicidad una nota sensacionalista acerca del
Museo de Cabrera, donde en trece páginas se dedica a destrozar la
tesis del médico, y poner en tela de juicio la verosimilitud de los
Gliptolitos. Irónicamente, el informe no lleva firma, y se sabrá
después, que el mismo es producto de un conjunto de redactores del
medio aludido.
El escándalo es mayúsculo, y se advierte detrás,
una campaña muy bien orquestada, quizás, la más virulenta en contra
del "ilustre de Ica", que desde ese entonces verá su
reputación empañada.
Las figuras de Basilio Uchuya e Irma Gutiérrez de
Arcapana, toman vuelo propio, y es a partir de este suceso cuando
sus nombres se convierten en materia obligada, cada vez que se desea
ridiculizar el tema de las piedras ante la opinión pública.
Una rápida lectura del artículo revela unas cuantas
anomalías, que hacen levantar una cuota de sospecha.
La alerta se enciende con la declaración de la
mujer de Uchuya, quién cuenta a los reporteros del Mundial:
"Hace varios días mi esposo y la señora Aparcana
fueron llevados por unos señores del PIP (Policía de Investigación
del Perú) para que declaren si las piedras son falsas o legítimas.
Es decir, si las han grabado ellos o han huaqueado. Y ya mi esposo
dijo que todas las piedras que le vendió al doctor Cabrera fueron
grabadas por él. Que no las ha desenterrado de ninguna parte. La
señora Irma de Aparcana también dijo lo mismo".
Pregunta ¿Por qué la intervención oficial? ¿Algo
que ver con la ley 6.634 sobre Protección de Monumentos
Arqueológicos? Porque si el lector ignora, de aplicarse la
legislación existente en ese país, el delito por "tráfico" se
paga con multa o el encierro en la cárcel.
El asombro continúa cuando el numerito de Irma hace
su aparición, imagen calco que repetiría casi diez años más tarde,
pero esta vez para un público aún mayor, a través de Año
Cero.
"La piedra grabable se extrae de un promontorio
de unos 50 metros de elevación, ubicados a unos dos kilómetros de su
casa. Al llegar al sitio vimos dos perforaciones. Cada una tendría
dos metros de diámetro y uno de profundidad, más o menos. Después de
picar media hora en el suelo con la barretilla, Irma de Arpacana
logró hacer un hoyo de un metro de diámetro, aproximadamente y de
unos cincuenta centímetros de profundidad, hasta que al fin nos
dijo: -Aquí hay una-. Era una piedra de unos 500 gramos de peso,
casi del tamaño de una mandarina. ¿Sólo esta?, le preguntamos. -Ya
les dije que son muy escasas-, nos respondió, limpiándose el sudor
del rostro".
Otro detalle perturbador es la declaración por
escrito de Basilio, una verdadera confesión de culpabilidad. Las
faltas de ortografía corren por cuenta del artesano.
"Yo Basilio Uchuya Mendoza reconozco que todas
las piedras del doctor Javier Cabrera han sido trabajadas por mí
bajo el sistema quemado de piedra luego trazada con cierra doble
filo y luego bañadas con barro y después son limpiadas con un
pequeño trapo y después son embetunadas, este trabajo lo vengo
realizando desde hace 10 años y a la única persona que le he vendido
mi trabajo es al doctor Sotil". O sea, a Cabrera.
"Me vi obligado", diría por esos días el
pobre Basilio, admitiendo que su confesión fue alentada por el
propio Cabrera "quién le recomendó que mintiese afirmando que él
mismo había hecho los dibujos que figuraban representados en las
piedras". Era eso o la cárcel.
Juanjo Benítez en Existió Otra Humanidad
(1975), recogería más evidencias que apuntaban en esa dirección.
"Irma, al igual que Uchuya y el resto de las
familias que habita Ocucaje, llevaba muchos años - posiblemente
desde 1962 - viendo las piedras que salían del fondo del desierto.
Esto podía explicar perfectamente que los motivos elegidos por ella
para «grabar» la piedra depositada sobre la arena de su corral
fueran parecidos - o trataran de parecerse, para hablar con
propiedad - a los de las auténticas «ideografías» de la colección de
Javier Cabrera. En realidad - y según me confesó minutos después
Tito Aisa -, el verdadero objetivo de la vieja Irma no era
precisamente vender la piedra, sino «protegerse» de aquellos que
realmente podían colocarla en apuros. Tito se refería, por supuesto,
a los policías o arqueólogos oficiales. Aquella piedra a medio
grabar era la mejor prueba de que ella «trabajaba» los cantos
rodados..."
Si los artesanos mentían, Cabrera los justificó,
después de todo nadie podía culparlos por querer desviar la
atención. Sin embargo, cuando un año más tarde publicó El Mensaje
de las Piedras Grabadas de Ica (1976), el médico volvió a la
carga, insinuando ser objeto de una conspiración.
"Aquellos campesinos que abiertamente venden
ejemplares de Gliptolitos en el caserío de Ocucaje, no creo que sean
los que han hallado los depósitos que uso la Humanidad Gliptolítica
para guardar las piedras. Los que conocen los depósitos extraen las
piedras y las llevan al caserío con dos finalidades inmediatas:
mantener la imagen que son producto de artesanía local y mantener en
secreto el lugar de los depósitos. Pero tampoco creo que estos
campesinos como los que venden las piedras sean los únicos
interesados en que se sigan vendiendo sin tropiezo alguno. Deben ser
instrumentos de una organización cuyos jefes han urdido todo este
embuste tan propio de una auténtica mafia, que envenenada por el
ansia de hacer dinero, no le importa que su propósito sea alcanzado
aún a costa, de atentar contra el más importante patrimonio
arqueológico, no solo del Perú sino también de la Humanidad. Esto no
es imaginación. Hay indicios reveladores, e incuestionables. Los
periodistas autores de la revista Mundial no fueron directamente a
Ocuaje; antes se entrevistaron con alguien en la ciudad de Ica,
quién les dio los nombres de los supuestos artesanos de las piedras,
a quienes debían entrevistar, según se informa en el artículo.
¿Quién es esa persona? El hecho de que la revista exhiba fotos de
una sola piedra falsificada demuestra que no encontraron los miles
de piedras cuya paternidad atribuyen a los supuestos artesanos; si
las hubieran encontrado las habrían fotografiado.
"En el reportaje que publica el diario el Correo y
que recoge las opiniones de Adolfo Bermúdez Jenkins, Director del
Museo Regional de Ica, se exhiben fotos de una sola piedra. Las
fotos de las revistas y el reportaje son de la misma piedra, y una
de las fotos se utiliza en ambas publicaciones. ¿Quién a proveído de
la misma foto a dos órganos periodísticos diferentes cuyos artículos
tienen el mismo propósito? ¿Por orden de quién? Y finalmente, son
reveladoras, las palabras vertidas por el Prefecto del departamento
de Ica ingeniero Enrique Egoaguirre, a los periodistas de la revista
Mundial. Luego de señalar respecto de Basilio Uchuya e Irma
Gutiérrez de Aparcana , "nos hemos limitado a tomar sus
declaraciones y nada mas": el prefecto agregó: "Esto a pesar de que
hay gente interesada en este asunto. Gente que incluso me ha llamado
desde Lima para decirme porque no hacemos esto o aquello". ¿A
quiénes se refería el Prefecto? Responder a estas interrogantes
puede conducir no sólo a conocer quiénes son los más interesados en
que se sigan vendiendo estos auténticos especímenes arqueológicos,
sino también a conocer los depósitos de donde se las sigue
extrayendo por millares. Así se habrá logrado develar el misterio de
Ocucaje".
Al parecer los redactores de Año Cero no se
interesaron en investigar las contradicciones de los artesanos, como
así tampoco en las sombras que se cernían sobre el tema; prefiriendo
sacrificar a Cabrera, el chivo expiatorio perfecto para un asunto
que estaba lejos de aclararse. Un dato no menor y que se daba como
al pasar en ese mismo artículo, es que Vicente Paris lleva a España
piedras extraídas no del Museo de Cabrera, sino de algún sitio de
extracción, y que fue un grupo de aficionados a los fenómenos
paranormales quiénes realizaron los análisis condenatorios. En un
párrafo de la nota se cuenta como al pasar dos geólogos argentinos
sustrajeron una piedra del Museo "para analizarla en su facultad.
El resultado fue concluyente: los grabados habían sido realizados
con instrumentos modernos". Sin comentarios.
La vida de las Piedras de Ica anterior a Basilio e
Irma. Breve Cronología
- 1613: El comentarista indígena Juan Santa Cruz Pachacuti
Llamqui escribió en Relación de antigüedades de este reyno del
Pirú, que en los tiempos del inca Pachacútec, fueron halladas en
el reino de Chincha, en Chinchayunga, muchas piedras labradas
denominadas mancos.
- 1626: Jesuita Fray Pedro Simón menciona en su libro
"Noticias Historiales" (noticias 4 y 5) lo que él llama las
piedras grabadas de Ica. Se cree que este religioso habría
conocido muy bien el santuario secreto del cerro de Ocucaje.
Incluso lo habría quizás inventariado en parte, sin revelar su
existencia y significado. Por extremado celo devoto y tal como lo
hicieron los clérigos de la Edad Media, habría según se dice,
interporlado el mensaje de los Antecesores Superiores intercalando
en la gliptoteca algunas piedras grabadas representando el pecado
original, la Natividad, la fuga a Egipto y la Pasión de Jesús.
- 1909: El arqueólogo Carlos Belli, en colaboración de unos
cuáqueros (el hecho es atestado por su propio hijo), efectúa una
larga serie de sondeos en el valle de Nazca y del río Ica.
- 1955: Hermanos Carlos y Pablo Soldi. Llegan a coleccionar 114
piedras, más tarde donadas el Museo Regional de Ica.
- 1960: Se rumorea que el primer descubridor de las piedras fue
un sepulturero del desierto de Ocucaje.
- 1961: El profesor Alejandro Pezzia Assereto conservador del
museo de Ica, escribía las siguientes líneas en un libro editado
en 1968 (Ica y el Perú Precolombino, Tomo I "Arqueología de la
provincia de Ica"). "En el valle de Ica, desde el año 1961,
vienen apareciendo en el mercado gran número de piedras grabadas
que se manifiestan como nuevo vestigio artístico elaborado por los
artistas precolombinos iqueños. Es interesante hacer notar que las
piedras de las que hablamos intrigan a los arqueólogos; hicieron
su aparición por vez primera en 1960. Se las encuentra
particularmente en los yacimientos ocultos bajo la vertiente de
las colinas de las haciendas Ocucaje y Callando, en el valle del
río Ica (a la entrada a las pistas)".
- 1961: El profesor Augusto Calvo, rector de la Universidad
Nacional de Ingeniería hace unas excavaciones en Ocucaje y
descubre en unas tumbas precolombinas numerosas piedras grabadas
de las que empieza a hacer colección. Prosigue sus exploraciones
en el sector de Toma Luz de la hacienda Callando, en valle de Ica.
- 1965: Hermánn Buse de la Guerra, uno de los mayores
historiadores peruanos, publica Introducción al Perú, haciendo
mención a las Piedras de Ica.
- 1966: El Doctor Cabrera recibe de la mano de Félix Llosa
Romero, amigo de la infancia, un pisapapeles, donde observa la
figura de un pez desconocido.
- 1966: Los profesores Alejandro Pezzia Assereto y Augusto
Calvo, excavan en el cerro Uhle del sector de la Banda, de la
hacienda Ocucaje y encuentran unas piedras grabada., en Ocucaje,
valle de Ica, en el año 1953, contenían solamente un cadáver y
eran fosas estrechas, mucho más sencillas que las descritas,
cubiertas con cantos de río circulares o masas de arcilla.
- 1972: Se realiza en Lima el Primer Congreso de Arqueología
Andina donde Hermánn Buse expone el caso de las piedras de Ica,
ante la incredulidad y falta de interés de los participantes. El
doctor peruano Julio C. Tello afirma que conoce la existencia de
las piedras por su padre que tenía esta información por haberla
oído de su abuelo.
A pesar de estos importantes antecedentes, uno de
los puntos que a mi entender presentaba la mayor objeción se refería
al sitio de extracción. Y no era un asunto menor. El silencio de
Cabrera en cuanto a revelar la fuente madre de los Gliptolitos,
enfurecía a sus críticos, que veían en esta negativa la comprobación
de sus sospechas. Pero aunque nunca señaló la ubicación exacta,
Cabrera, dejó pistas, una de las cuales recoge Benítez.
"Los arqueólogos - le dije - se preguntan por
qué no señalas el lugar o yacimiento de donde se sacan tantos miles
de piedras grabadas. Y tienen razón, pienso. Eso aclararía la
situación y haría progresar la investigación sensiblemente...
Siempre tuve la impresión de que Javier Cabrera esperaba aquella
pregunta final. Y no sabría precisar hasta qué punto nos relató todo
lo que realmente conocía en ese momento. Siempre que he solicitado
permiso para realizar excavaciones - respondió Cabrera Darquea muy
serio - se me ha negado. Ya sé que no soy arqueólogo. Pero, ¿es que
acaso no se están concediendo esas licencias a personas que tampoco
lo son?» Yo he hecho un estudio. Dispongo de un plano y tengo,
lógicamente, información que me pondría en la pista de ese depósito
en menos de un mes» Aquello me dejó atónito.
"Por un lado, Javier Cabrera reconocía la
existencia de ese yacimiento o depósito. Pero, por otra parte,
parecía querer decirnos que él no había entrado en dicho lugar...
Pero, ¡ojo! - prosiguió -, yo no haré público jamás dicho yacimiento
arqueológico mientras no tenga la seguridad de que el Ejército lo
controla y protege. ¿El Ejército? - pregunté con extrañeza ¿y por
qué precisamente el Ejercito? Javier Cabrera me miró en silencio e
hizo un esfuerzo para no seguir hablando. Fue precisamente en aquel
instante cuando yo supe a ciencia cierta que el doctor había estado
en el gran depósito, que había visto lo que realmente contenía y que
- por ello - exigía la salvaguarda del Ejército".
En otra frase enigmática se leía:
"Y yo sé que el presidente de la República,
cuando sepa verdaderamente qué es lo que encierra el suelo de Ica,
nos proporcionará todo su apoyo".
Más definiciones sobre el depósito:
"Parte de ese túnel donde se encuentran las
piedras sufrió los efectos de un movimiento sísmico y quedó
inclinado. La mayor parte de las piedras que constituyen la
«biblioteca» gliptolítica rodaron y ocultaron gran parte de lo que
acompañaba a las piedras grabadas".
¿Alguna pista de ese túnel?
Benítez dejaba entrever casi al final de Existió
Otra Humanidad una probable conexión entre Perú y Ecuador,
enlazados sus territorios por pasajes subterráneos antiquísimos,
quizás una de las claves para resolver el misterio de los
Gliptolitos. Hay que mencionar que por esa misma época se conoció el
libro de Erich Von Däniken, El Oro de los Dioses (1975), que
mencionaba el descubrimiento realizado en Ecuador por un aventurero
húngaro pero nacionalizado argentino, Juan Moricz, que habría
localizado restos de una civilización desconocida en los subsuelos
selváticos.
Una información aislada que recibiera una
expedición española en 1994, con el objeto de comprobar las
aseveraciones de Moricz, en Ecuador me puso en alerta. Allí se decía
que "cuando hace años se construyó el aeropuerto de Cuenca, los
operarios encontraron en el subsuelo una piedra triangular, en la
que figuraba un sol en lo alto, debajo un elefante (¿un mamut
acaso?), y bajo éste una serie de símbolos", de factura similar
a los declarados en su libro por Däniken. Era un dato importante
porque el hallazgo fue realizado por simples trabajadores, que no
ganaban nada especulando con el tema.
Quiso la suerte que un ingeniero de la zona de Ica,
Ernesto Ayza me contactara hace un tiempo para relatarme su
testimonio, una historia que después de leerla fue clave para
relacionarla con el hallazgo de Ecuador. Ernesto me permitió
reproducirla, pasajes que transcribo a continuación:
"Aproximadamente año 1993 en la ciudad de Lima,
me encontraba con mi buen amigo e investigador de las piedras,
Tiberio Petro León, y estábamos tomando un café cera de la
construcción de lo que es hoy el edificio más alto de esta ciudad,
el CENTRO CIVICO. Habíamos llevado algunas piedras para ser
analizadas y catalogadas geológicamente y el grueso de ellas estaba
dentro de un maletín pero había una un poco mayor que no entraba en
el maletín por lo que la pusimos a un costado de éste y sobre la
mesa.
"A su vez se encontraba al lado de nuestra mesa una
ocupada por tres obreros de la construcción con los respectivos
cascos. Notamos que se interesaban mucho por nuestra piedra y nos
preguntaron que de dónde procedía, a lo que contestamos, para no
alargar la historia, que la habíamos comprado en Ica... acto seguido
que ¿cuánto habíamos pagado?, respuesta rápida, que alrededor de
cinco dólares por ésta; ¡gran revuelo entre ellos! y pelea verbal
con recriminaciones... les preguntamos el porqué, y nos contaron que
ellos en algún momento trabajaban para una compañía que construía
una carretera alrededor de la bahía de Paracas, en un determinado
momento del avance al pasar la retro excavadora empezaron a aparecer
piedras como la nuestra por lo que se preguntaron qué hacer con
ellas, uno de ellos propuso venderlas pero los demás opinaron que
nadie les daría un centavo y ahora se daban cuenta del error ya que
optaron por ponerlas en la cimentación".
El análisis de estas dos informaciones sugiere no
ya la existencia de un túnel aunque no se descarta, sino la
posibilidad de algo mucho más profundo, y que apunta a los subsuelos
sudamericanos, que por causas desconocidas tienen esparcidas en sus
entrañas estos extraños objetos que cada tanto hacen su aparición.
Esta reafirmación la obtenemos estudiando la genealogía de las
Piedras de Ica, que confirma en parte esta suposición.
Para su mejor compresión recurrimos a Javier
Cabrera.
"La llamada «Revolución de la Montaña» se
produjo - según dice la Ciencia - en la Era Secundaria. Al final de
dicha etapa - poco más o menos hace 65 millones de años - se
registró un formidable cataclismo, saltando la mayoría de las
montañas del planeta. Y aparecen los Apeninos, Montañas Rocosas,
Alpes, Himalaya, Alto Atlas y, por supuesto, los Andes. Pero, el
hecho de que la cordillera andina se levantara en esos tiempos no
significa que el resto de la costa peruana, y concretamente, el
departamento de Ica, "naciera" con ella. Y aquí está la prueba. Los
técnicos peruanos han trazado este mapa geológico de Ica. ¿Y qué
vemos en él? ¡Que Ocucaje pertenece a la Era Paleozoica! Es decir,
surgió mucho antes que los Andes.
"El terreno donde se encuentran las piedras
grabadas corresponde, por tanto, a una era muy anterior a los Andes.
Y junto a zonas del Paleozoico, los geólogos han descubierto también
otras áreas del Mesozoico y del Terciario y - ¡cómo no! - del
Cuaternario. Ocucaje es una pura y constante sorpresa en ese
sentido. En el departamento de Ica se han encontrado, incluso,
diatomeas, que corresponden al Precámbrico. ¡Y en superficie! Eso
nos remonta ya a tiempos anteriores a la Era Primaria, hace más de
500 millones de años. Sin embargo, nos empeñamos en afirmar que esta
zona de la costa de Sudamérica se levantó única y exclusivamente
cuando lo hicieron los Andes. Pero disponemos de un segundo dato,
vital para completar este aspecto del problema. Porque una de las
placas tectónicas del globo se encuentra precisamente aquí, en
Nazca. Y abarca no sólo la citada área de Nazca, sino los
departamentos de Ica, Ayacucho y bastante más. Entonces, si la placa
tectónica de Nazca es mucho más antigua que los Andes y las piedras
grabadas han sido encontradas en dicha placa tectónica, ¿por qué los
arqueólogos siguen empecinados en que esta "biblioteca" no puede ser
anterior al surgimiento de los Andes?
"Yo les pido nuevamente que se acerquen a Ica, que
estudien las piedras, que analicen los terrenos. Según esto, ¿qué
edad podrían tener los grabados y altorrelieves de las piedras?
Nadie puede averiguarlo realmente. Podrían ser de finales del
Mesozoico, con más de 65 millones de años. O del comienzo, con más
de 200 millones. ¡Y quién sabe si mucho más.! Observa el plano
geológico y te darás cuenta de otro detalle extraordinario. El
verdadero "arqueólogo" de esta zona de Ocucaje ha sido el río Ica.
Él ha abierto los estratos. Él los ha dejado al descubierto. Y aquí
ves zonas que pertenecieron al Paleozoico. El río nos está mostrando
una verdad incuestionable".
Según escribiera Charroux en su libro Archivos
de Otros Mundos (1977):
"Se comenzaron a encontrar las piedras, de forma
masiva, hace unos quince años, cuando una especie de desviación del
río Ica hizo afluir sus aguas sobre las tierras vírgenes de la zona
de Ocucaje. Se hallaron entonces grandes cantidades de piedras
grabadas" // "He aquí, pues la clave del enigma: en 1961, el
río Ica abandona su curso normal y va zapar a los cerros del pueblo
de Ocucaje. Las aguas arrastran las arenas de estas colinas
desérticas y ponen al desnudo una necrópolis, o más exactamente un
santuario, donde un pueblo desconocido ha depositado sus archivos
prehistóricos.
"Más de 10.000 piedras tapizan el suelo: no hace
falta sino agacharse para recogerlas. El pueblo de Ocucaje está en
las cercanías (aproximadamente un kilómetro) y los habitantes no
tardan en notar la presencia de aquellas piedras negras o grises,
pero todas grabadas con dibujos fantásticos. Transportan estas
piedras misteriosas hasta sus pobres moradas, a menudo con gran
esfuerzo, ya que algunas ¡pesan 400, 600 kilos y más! Las depositan
contra las paredes, en las bodegas oscuras que flanquean sus
habitaciones, incluso las dejan sobre la plaza del pueblo".
La visión de Charroux el primer investigador
europeo en interesarse por las Piedras de Ica, se refuerza una vez
más con las revelaciones del ingeniero Aysa a quién me permito citar
nuevamente, testimonio que considero excepcional proviniendo de un
residente local:
"Allá por el año 1985 yo era gerente de una
compañía de turismo y como siempre encima de mi escritorio solía
tener algún ejemplar de las piedras de Ica y el libro de Javier.
resulta que uno de los chóferes de la flota entró a mi solicitud
para recibir instrucciones acerca de su trabajo y luego de
recibirlas me preguntó sobre la piedra grabada que tenía frente a
él, recuerdo que le resumí sobre el asunto y entonces el me preguntó
si quería saber acerca de su experiencia sobre el tema, a lo que
lógicamente respondí que me interesaba efectivamente. Me contó
entonces que siendo él aún muy joven, en ese momento le calculo que
debería frisar los sesenta y algo, se tuvo que alejar de su tierra
en busca de trabajo, creo debe haber sido alrededor de los años
cuarenta, y lo contrataron con algunos otros obreros para realizar
trabajos en unas tierras a la altura de la desembocadura del río
Ica; el referido trabajo consistía en hacer una zanja de
aproximadamente 150 metros de largo por uno y medio de profundidad
por uno de ancho. me contó que entre los muchos cantos rodados que
sacaban empezaron a aparecer una buena cantidad de ellos que
ostentaban dibujos como los de la piedra de mi escritorio.
"Mi pregunta obviamente fue de que se hizo de
aquellas piedras, a lo que me contestó que ellos, su cuadrilla, eran
personas sin mayor cultura y que les llamaba muchísimo la atención
por lo cual dilucidaron entre todos ellos y no faltó por allí algún
"sabiondo" que aconsejó que las desaparecieran enterrándolas junto
con las mezclas de cemento en aquella pared ya que de no hacerlo
podría intervenir alguna entidad y les quitarían este trabajo, por
lo que así procedieron. Está claro que luego de tantos años de lo
sucedido le llamó enormemente la atención encontrarse con otro
ejemplar de estos, él no conocía que Javier ya tenía un museo de
ellas en Ica".
Si las Piedras de Ica están esparcidas por toda la
región de Ocucaje, y tal vez prolongándose su influencia a otras
regiones o países, eso explica porque no se puede dar una solución a
corto plazo que ayude a resolver el enigma. Aún aceptando la
existencia de un plano, como el mencionado por Cabrera señalando uno
de esos sitios de extracción, el problema de fondo continuaría,
porque de encararse un trabajo en este sentido, la tarea sería casi
ciclópea.
Cabe preguntarse entonces que pudo provocar un
desplazamiento de tal magnitud. ¿Resultado de un cataclismo? Cabrera
así lo creía, pero ¿tenemos pruebas?
Volvamos a citar al médico iqueño en su larga
charla con Benítez:
"Este continente que ves a la izquierda de lo
que hoy es Sudamérica era Mu. Actualmente, sin embargo, esta masa
continental ya no existe frente a nuestras costas. ¿Por qué? En
razón de la "deriva" de los continentes, Mu fue desplazándose hacia
Occidente. Y con el transcurso de millones de años chocó con la
India, Arabia y parte de Europa, formando lo que hoy es Asia. Mu,
por tanto, deberíamos buscarlo en la actualidad en la zona
asiática... Pero ese lento desplazamiento de Mu a través de lo que
hoy llamamos océano Pacífico provocó el nacimiento de decenas de
archipiélagos y miles de islas que quedaron "descolgados" de la
primitiva masa continental... Aquello me hizo acudir rápidamente a
uno de los mapamundis que Javier Cabrera tenía colgado de una de las
paredes del museo. Mis ojos buscaron frente a las costas de Chile.
Sí - me dije a mí mismo -, allí estaba. Pero, ¿cómo era posible? ¿Es
que aquel desplazamiento podría tener alguna relación con la
misteriosa y enigmática isla de Pascua?
"Al regresar frente a la piedra donde Javier
Cabrera me había señalado el citado continente Mu, le pregunté sin
rodeos: ¿Qué relación puede haber entonces entre este desaparecido
continente y Pascua? Todo. Miré al investigador con incredulidad. -
Todo, repito. Como te digo, la «deriva» del continente Mu dejó un
«rastro» de islas a todo lo largo del océano Pacífico. En muchos
casos, ese desgajamiento de la masa continental coincidió con zonas
donde existía una floreciente cultura, tal y como se refleja en
estos miles de piedras grabadas. Y Pascua fue uno de estos ejemplos.
La Polinesia, repito, no es otra cosa que el "reguero" dejado por el
continente Mu en su camino hacia lo que hoy constituye Asia. Pero
las gentes que pudieron quedar en esos archipiélagos e islas
terminaron por mezclarse. Y también los habitantes de Mu - una vez
que el continente formó definitivamente Asia - se vieron sometidos a
constantes cambios. En esa nueva área del globo, el medio ambiente
resultaba totalmente distinto.
"Durante mis viajes por diversas zonas del Perú
había observado un hecho para el que no tenía explicación. En
numerosos poblados y ciudades - especialmente en aquella región de
Ica - los indígenas ofrecían a los turistas las más variadas tallas
de madera. Tallas que, en un principio, yo consideré producto de la
artesanía local. Pero un hecho posterior, ocurrido en el desierto de
Ocucaje, así como los testimonios de numerosos peruanos - expertos
en la materia -, me hicieron comprender que muchas de aquellas
tallas de madera negra y desconocida tenían una gran antigüedad. Los
indígenas y campesinos - según pude comprobar en el citado desierto
de Ocucaje - dedicaban buena parte de su tiempo a «huaquear» o
rastrear las zonas arqueológicas, desenterrando muchas de estas
Millas entre los restos de las tumbas prehispánicas.
"El propio profesor Cabrera Darquea disponía de una
formidable colección de estas figuras de madera. Pero lo que
verdaderamente me llamó la atención desde un principio en las
citadas tallas fue la abrumadora semejanza con los gigantescos
«moais» de la referida isla de Pascua. Muchos de aquellos idolillos
tenían un claro perfil «pascuense». Pero, ¿cómo podía ser? Mi
asombro llegó al máximo en una clara mañana del invierno peruano
cuando, mientras visitaba el Museo Regional de Ica, uno de mis
acompañantes me señaló un arcaico y artístico remo de madera. En uno
de sus extremos habían labrado ocho figurillas que me recordaron
inmediatamente las mencionadas estatuas gigantes de la enigmática
isla de Pascua. Aquellas figuras encontradas por azar en un remo
incaico, posiblemente anterior a la llegada de los conquistadores
españoles, se tocaban, incluso, con los mismos gorros o sombreros
que aún lucen algunos de los «moais». Como se sabe, en un principio
parece ser que la totalidad de estas formidables estatuas de piedra
disponía de los citados gorros. En la actualidad, y quizá como
consecuencia de movimientos sísmicos o de sucesivas catástrofes,
esos adornos de piedra aparecen desgajados de las cabezas de las
estatuas y esparcidos por las proximidades de los «moais». Mil veces
me formulé la misma pregunta: ¿A qué se debía aquel parecido,
aquella semejanza, entre estas tallas de madera encontradas a miles
en las tierras Peruanas y los fantásticos y desconocidos seres que
quedaron representados en las estatuas de Pascua?
"Ahora, al escuchar al profesor Cabrera, al oír que
el desaparecido continente Mu fue dejando un extenso «rastro» de
islas en su camino hacia lo que hoy es Asia, todo parecía más claro.
¿Es que ésta podía ser la explicación a la desconcertante isla del
Pacífico? Estas tallas encontradas en Perú - le planteé a Javier
Cabrera - y las estatuas de la isla de Pascua tienen una profunda
semejanza. ¿Por qué? - No olvides que esta remotísima civilización
que dejó las piedras grabadas cubría y se extendía por todo el
planeta. Había una intercomunicación. Las tallas encontradas en los
desiertos y tumbas del Perú son muy similares, en efecto, a las
estatuas de la isla de Pascua. Sin embargo, ¿por qué los «moais» no
son similares a los habitantes actuales de dicha isla? ¿No te lo has
preguntado? La razón confirma una vez más la gran antigüedad de esta
civilización. Los hombres representados en las estatuas de Pascua no
se parecen a los actuales «pascuenses» porque el tiempo transcurrido
entre ambos es enorme. Sin embargo, los «moais» sí son idénticos a
los seres representados en el altiplano peruano de Marcahuasi. Ambos
son hombres de eras remotas del planeta. Y al igual que sucede con
los animales, también las distintas Humanidades que han ido poblando
el mundo han ido cambiando. El hombre de Tiahuanaco, por ejemplo,
era rechoncho, de gran cabeza, piernas cortas, brazos largos y
cuatro dedos en cada mano. Muy parecido, por tanto, al hombre
"gliptolítico". Pero, ¿qué raza actual se asemeja a ese hombre de
Tiahuanaco o al de las piedras grabadas? Esto, necesariamente, nos
remonta a un pasado de la Tierra del que desconocíamos casi todo.
Ahora, con la aparición de esta "biblioteca", la mente del hombre de
nuestro "filum" cambiará»"
Una fotografía recibida el año pasado a través de
una colega amigo, fue clave para empezar a encauzar la hipótesis de
Cabrera.
En esa toma, se observa una línea de Nazca
dirigiéndose hacia el Océano Pacífico.
A su vez en Fantástica Isla de Pascua, libro de
Francis Mazière que visitara la tierra de los Moai en la década del
60', se lee: "Debíamos examinar de nuevo el problema de las
famosas calzadas enlosadas que penetran en el mar, y que han llevado
a muchos autores a pensar que la Isla de Pascua era en otros tiempos
más basta". Sin embargo Mazière pudoroso se rehúsa a pensar en
una extensión territorial.
No es el caso de Franz Kowacs en "La misteriosa
Isla de Pascua", que con vehemencia escribe: "para la
arqueología oficial, estas calzadas sumergidas sencillamente no
existen. En el mejor de los casos se trataría solo de corrientes de
lava agrietada . o de rampa para barcos. Desearíamos dejarnos
convencer por esas tranquilizantes conclusiones si no existieran, a
algunos miles de kilómetros al oeste de la Isla de Pascua, en el
otro extremo de la base del triángulo polinesio, en el archipiélago
de las Tongas, unas rutas originariamente encajonadas y cuya función
es un completo misterio. Una de estas rutas divide la isla Ualeva en
dos partes, su ancho es de dos metros y está cubierta por una
abundante vegetación que acentúa su trazado. Otra ruta está en la
isla Vavau, y tal como las "calzadas" de la isla de Pascua, sale de
la costa y sube en línea recta por la ladera del monte Kafoa. Según
el arqueólogo americano McKern, que las ha estudiado detenidamente,
no hay duda de que se trata de rutas. ¿Sus constructores eran los
mismos que hicieron las avenidas pascuenses, o bien se pretenderá
que ahí también se está en presencia de "corrientes de lava"?"
Calzadas y líneas que se dirigen al mar.
¿Reminiscencias de una antigua masa continental con base en el
Pacífico?
En "Dioses del Pasado", Renato Longato
escritor e investigador peruano residente en USA, brinda datos
importantes que refuerzan nuestra hipótesis en cuanto a la conexión
Ica-Pascua. "No debemos dejar de lado las serias dudas con
respecto a la presencia de una masa de tierra hoy sumergida en la
extensa área del pacífico sur que bien pudo haber desaparecido
producto de una serie de terremotos del llamado círculo del fuego.
Esta gran zona sísmica se extiende desde las costas de Sudamérica
hasta Alaska. En toda la zona podemos afirmar que todos los
movimientos sísmicos son cosas de cada día. La existencia de
numerosas islas esparcidas a lo largo del Pacífico Sur sugiere la
alta posibilidad de una masa de tierra en toda esa área. Mi interés
se centraba en saber en que placa tectónica se asienta la Isla de
Pascua debido a su "aislada ubicación" en comparación con otras
islas del mundo".
Longato entrevista con este objetivo a un
sismólogo, y vulcanólogo que le confirman lo siguiente: "la Isla
de Pascua está ligeramente al este de la Placa del Pacífico
extendiéndose hacia el centro a lo largo de las cadenas de las Islas
Salas y Gómez. Estas cadenas eventualmente se fusionan con la cadena
de Nazca, siendo que ésta última se introduce debajo del Perú".
Termina su informe diciendo: que "el hecho de encontrarse en su
propia micro placa y poseer volcanes inactivos le ha permitido ser
favorecida geológicamente a diferencia de otras islas que pudieron
desaparecer en épocas remotas". Confirmando a su vez "la
latente posibilidad de una actividad telúrica entre las placas del
Pacífico, Sudamericana y Nazca".
A través de los aportes de Longato se confirma las
suposiciones esgrimidas por Cabrera en cuanto a este punto, pero las
similitudes entres estas dos regiones son aún más perturbadoras,
porque desentrañando Pascua, tal vez resolvamos algunos de los
misterios de Ica.
Retomemos las palabras del iqueño: "Los hombres
representados en las estatuas de Pascua no se parecen a los actuales
«pascuenses» porque el tiempo transcurrido entre ambos es
enorme". Le contaron a Francis Mazière: "Los primeros
habitantes de la Isla son supervivientes de la primera raza del
mundo. De color amarillo, muy altos, de brazos largos, tórax
poderoso, enormes orejas pero sin lóbulos relajados, pelo rubio
puro, cuerpo lampiño y brillante. No conocen el fuego. Esa raza
existía antaño en otras dos islas de la Polinesia. Vinieron en barco
de una tierra situada detrás de América".
¿Cuál era su origen entonces? La leyenda de la isla
cuenta la historia de Hotu Matua, mítico rey que arribó a Pascua con
un séquito de casi 17 personas que escaparon de una gran catástrofe
marítima. El lugar de procedencia era Hiva, aunque se desconoce su
localización. Además de enseres y barco este Noé del Pacífico trajo
consigo miles de tablillas rongo rongo, indescifrables en la
actualidad. ¿Estaba Hiva situado detrás de América como contó el
lugareño a Maziére?
En las piedras de Ica hay dos Gliptolitos que
muestran la conformación de la Tierra en épocas pasadas. Uno de
ellos muestra el continente americano, con sus dos hemisferios
unidos - norte-sur -, conformando una sola masa territorial. El
Gliptolito cuenta además con otros dos hemisferios: uno al oeste,
sobre el océano Pacífico y otro al este, en el Atlántico. ¿Mu y
Atlántida? Para Cabrera no había dudas. Y aquí entramos otra vez en
el tema de un posible cataclismo, como se explica al
principio.